Malvinas en la carne
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro

Malvinas en la carne

por Agustina Trupia

21 de mayo de 2025

Rosa en las islas retoma un tema que viene ganando, de modo apaciguado, cada vez más visibilidad: los roles que tuvieron las mujeres durante la Guerra de Malvinas. Es una obra situada a inicios de los ochenta que lleva a escena un acto de valentía como producto de la creatividad de jóvenes mujeres. Y que, además, trae consigo planteos en torno a las identidades y los modos de abordar la violencia en escena.

La Guerra de Malvinas es una herida que sigue abierta en nuestra memoria. Nos constituye en nuestra argentinidad. Más allá de la vinculación personal que cada quien tenga y la relevancia que le dé, es una cuestión que vuelve constantemente. Está presente en los colectivos de la ciudad de Buenos Aires que reclaman su soberanía desde, por ejemplo, una calcomanía pegada en algún asiento. También se encuentra en los recuerdos de quienes vivieron la época. Cada abril aparece como un tema que cobra más importancia en las conversaciones de los medios de comunicación, en notas periodísticas y en imágenes de archivo que son compartidas. Por supuesto el teatro (que hace al mundo, conforma imaginarios y pone a circular sentidos), también retoma la cuestión Malvinas de distintas maneras.

Uno de estos casos es el de Rosa en las islas, obra de teatro en Timbre 4 que reanuda un aspecto que, de todo lo pensado y reflexionado, queda aún pendiente: el rol que han tenido las mujeres y otras identidades que no son las de los varones cisgénero durante la guerra. Cada vez son más los relatos que reivindican el lugar de las veteranas y que incluso hablan de personas que participaron de la guerra y luego pudieron nombrarse como trans o intersexuales. Si bien se han realizado diversas obras que abordaron el lugar de las mujeres durante la guerra —ya lo hizo Griselda Gambaro en Del sol naciente en la década del ochenta y hubo libros dedicados a pensarlo—, sigue siendo un tema omitido y silenciado. En este sentido, la obra con dramaturgia y dirección de Lucila Marisel Garay, toma como tema ese lugar que podríamos denominar, en términos cinematográficos, como el fuera de campo: aquello que ocurría por fuera de la guerra, lejos del campo de batalla, pero que constituía al acontecimiento social en su totalidad. La obra habla de las mujeres que no fueron a la guerra y que sostuvieron esos hogares. En particular, se toma la cuestión de una joven novia que queda a la espera de que su novio regrese de la guerra para poder casarse y continuar la vida que tenían imaginada.

Hay varios aspectos que resultan especialmente interesantes y que la corren de un relato tradicional donde la mujer opera como un personaje pasivo que redunda en los roles de género asignados. Uno de ellos es el conjunto de mujeres que sostienen, acompañan, trabajan y alientan al personaje principal. En este sentido, la obra se encarga de constituir una red afectiva que, no ajena a contradicciones, se encarga de oficiar como entramado para asegurar una supervivencia. Asimismo, las discusiones políticas que se desarrollan ponen en discusión distintas visiones sobre la guerra que muestran su vigencia en nuestras memorias. Las actuaciones de Manuela Begino Lavalle, Luján Blaskley, Inda Lavalle y Manuela Menéndez funcionan como una armoniosa coreografía que tensiona una malla social. La ternura, el enojo, la creatividad son rasgos de sus comportamientos y dan cuenta de la potencia colectiva. 

Además, Rosa, en torno a quien se estructura la obra, es impulsada, por este grupo de jóvenes mujeres, a tomar una acción directa. A partir de este hecho, una vez que regresa, el que podría ser considerado el segundo acto de la obra, adquiere una potencia inusitada. Se propone un cruce de mundos: aquello que sólo ocurre cuando se fisura la matriz binaria que organiza los géneros en dos y con roles fijos asignados. La potencia de una joven mujer que decide desobedecer los mandatos, que se hace cargo de su destino y que se adentra en un espacio tan masculinizado como es el de la guerra convierten a la obra en un ensayo sobre la potencia femenina. 

Además, son abordados en su complejidad los efectos de la experiencia de la guerra. ¿Qué ocurre con ese cuerpo que ve el horror y regresa vivo para narrarlo? ¿Cómo ponerle palabras a los estragos de una guerra desigual e ilegítima? Aún más: ¿cómo representar en escena la muerte, la mutilación, la violencia extraordinaria de un hecho bélico? Estos son los interrogantes que la obra despliega con maestría. La coordinación de los cuerpos, el trabajo con lo sonoro y con las emociones propicia un espacio escénico que, desde una puesta cercana al realismo, trae la potencia de una extraescena dolorosa.  

En relación con estas cuestiones, Ricardo Dubatti, investigador dedicado a pensar la Guerra de Malvinas en el teatro, en su artículo “Mujeres al frente: ofrendas teatrales para repensar la Guerra de Malvinas”, arroja la pregunta en torno a la guerra desbordada, concepto suyo que alude a “una que va más allá del frente de batalla e introduce ámbitos y tiempos donde la guerra no deja de disputarse”. En este sentido, Rosa en las islas justamente aborda las consecuencias de la guerra en el continente, en las mujeres que quedaron esperando y en los efectos en quienes volvieron, de distinta manera y con identidades atravesadas por una experiencia atroz. En definitiva, la obra remite al tema de la identidad. Identidad que podría pensarse como de género, en cuanto al género femenino, pero también en relación con los travestismos que operan para permitir habitar por un rato otro universo. Alude además a la identidad nacional, puesta en marcha para pensarnos como un territorio unificado. Y a la identidad vinculada con las memorias que nos sostienen y que sostienen los imaginarios que nos conforman.

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ROSA EN LAS ISLAS
Actúan:  Manuela Begino Lavalle, Luján Blaskley, Inda Lavalle, Manuela Menendez
Dramaturgia y dirección: Lucila Marisel Garay

TIMBRE 4
Boedo 640
Domingos 16 h

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